LA PARTE FRONTAL DEL CEREBRO

 

Chihiro parece ser una heroína distinta a las protagonistas de sus otras películas. Es mucho menos heroica y no sabemos casi nada de sus motivaciones ni de su pasado…

Yo no decidí deliberadamente hacer el personaje de Chihiro así, lo que pasa es que ahora mismo hay muchas jóvenes en Japón que son exactamente de ese modo. Son cada vez más insensibles a los esfuerzos que tienen que hacer sus padres para que ellas sean felices. Hay una escena en la que Chihiro no responde cuando su padre la está llamando por su nombre. Solo contesta después del segundo llamado. La mayoría del equipo me dijo que hiciéramos que ella respondiera solo hasta el tercer llamado, porque eso es lo que haría una niñita de ahora. Pero lo dejamos en dos veces.

Precisamente, lo que me llevó a hacer esta película fue darme cuenta, observando a la hija de un amigo, de que no había películas dirigidas a las niñas de 10 años. Sin duda les gusta ver películas en las que aparecen personajes de su edad, pero no pueden identificarse con ellas porque no se les parecen en nada, son personajes completamente imaginarios.

Con El viaje de Chihiro quise hablarles a ellas y decirles “no se preocupen, todo va a salir bien al final, habrá algo para ustedes”, no solo en el cine, sino también en la vida real. Para eso fue necesario que la heroína fuera una chica común y corriente, no alguien que pudiera volar o hacer cosas imposibles, solo una chica que pudieras encontrarte en cualquier parte de Japón. Cada vez que pintaba o escribía algo sobre Chihiro y sus acciones, me preguntaba si la hija de mi amigo y sus amigas podrían hacer lo mismo. Ese era mi criterio para cada escena en que le daba a Chihiro otra tarea o reto. Es sobrepasando estos retos como esa niñita se convierte en una persona capaz. Me tomó tres años hacer la película, así que en el momento del estreno la hija de mi amigo tenía 13 años y ya no 10, pero de todos modos le encantó y eso me hizo muy feliz.

Lo que más me sorprende de El viaje de Chihiro, en comparación con sus otras películas, es la plena libertad como autor. El sentimiento de que puede llevar el film y la historia adonde usted quiera, incluso independientemente de la lógica…

La lógica consiste en usar la parte frontal del cerebro. Pero no puedes hacer una película solo con lógica. O si lo quieres poner de un modo distinto: cualquiera podría hacer una película con lógica. Pero mi camino es no usarla. Trato de bucear muy hondo en el pozo de mi subconsciente. En cierto momento de ese proceso la tapa del pozo se abre y muchas ideas y visiones diversas se liberan. Con eso puedo comenzar a hacer una película. Pero quizá sea mejor no abrir esa tapa completamente, porque si dejas salir a tu subconsciente se vuelve difícil vivir una vida social y familiar normal.

La lógica no es lo que me da señales para manejar una escena de cierta manera, son otras motivaciones. Por ejemplo, en la escena en la que Chihiro toma el tren sola: ahí es donde la película acaba para mí. Recuerdo la primera vez que viajé solo en tren y lo que sentí en ese momento, el recuerdo de ese primer viaje no contiene absolutamente nada de los paisajes o de lo que pasaba afuera, estaba absorto en el viaje mismo. Para traer de vuelta ese sentimiento no podía tener una vista a través de la ventana del tren, ni montañas, ni bosques; solo el interior del vagón. Ya había creado las condiciones para lograr esto en las escenas previas, cuando llueve y el paisaje se cubre de agua, pero lo había hecho sin saber el motivo, y lo vine a comprender al llegar a esa escena, en ese momento me dije: “Qué suerte haber hecho de esto un océano”. Al finalizar la escena me di cuenta de lo que había estado haciendo de un modo no consciente. Hay cosas más profundas que la simple lógica para guiar la creación de una historia.

 

Entrevista a Hayao Miyazaki / El Malpensante / Fragmento / Noviembre 2009

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