LECTURAS EN LA CÁRCEL

 

Emoción, humor, pedagogía y sabiduría. De las cuatro cosas hay mucho en Historia de la filosofía sin temor ni temblor -un guiño a Kierkegaard-, el simpático, atractivo y personalísimo manual para acercar a los jóvenes a la disciplina que ha escrito Fernando Savater (Espasa) y que cuenta con ilustraciones de su hermano Juan Carlos. Hermosa oportunidad para encontrarse (o reencontrase) con los pensadores – "Yo no hago nada sin alegría" (Montaigne), "No entregarse a los pánicos de las tinieblas" (una de las últimas anotaciones de Kant)-, el libro sale al paso del "miedo a la filosofía" que Savater ha constatado en mucha gente. "No de los temas, pues justicia, libertad, naturaleza o muerte son cosas que interesan y atraen a todos, sino de la propia palabra filosofía", explica el autor.

Savater presenta a los filósofos como personas, con sus pasiones y miserias, tratando de hacerlos cercanos. Pensó en poner a la tan de moda Hypatia, "por lo que tardan en salir las chicas" (aparecen Hannah Arendt, María Zambrano y Simone de Beauvoir), pero consideró que se sabe muy poco de ella, "excepto que la mataron".

De la actualidad de la filosofía, Savater opina que es lógica porque plantea cuestiones sin las que la gente no puede estar y que antes se ponían en manos de la religión. Con la vista en las noticias, recomienda a quienes vayan a parar a la cárcel dos lecturas: Kempis y Boecio. De paso recuerda que Francis Bacon estuvo preso en la Torre de Londres en 1621 por cohecho.

Del ranking de popularidad de los filósofos, el autor dice que la gente prefiere a los que permiten una moral más laxa, tipo los epicúreos: "A los estoicos nadie los quiere", ironiza. A propósito de la utilidad de la filosofía, cita a Adorno -"Porque no sirve para nada aún es útil la filosofía"-, recuerda que ésta nació al mismo tiempo que la democracia "y significa lo mismo en el orden intelectual que aquella en el político", y recalca que es lo opuesto a la autoayuda: "No se filosofa para salir de dudas, sino para entrar en ellas".

 

Jacinto Antón / Barcelona / El País / 31.10.09

Diligencias previas / Administración de Justicia / 30.10.09

http://www.elpais.com/elpaismedia/ultimahora/media/200910/30/espana/20091030elpepunac_3_Pes_PDF.pdf

WE WANT MILES

 

Ahora, a unos metros del lugar en el que se celebró aquel recital, en el Museo de la Música, París, la ciudad que tanto amó Davis, le devuelve el homenaje con una exposición inaugurada hace días, consagrada a su figura y titulada We want Davis.

A lo largo de un recorrido cronológico, el visitante descubre los inicios del trompetista en Sant Louis como hijo de un dentista de clase media y de una madre que quiso que el pequeño estudiara violín. Después, los primeros pasos del músico que acompañaba a las figuras de entonces, Charlie Parker y Dizzy Gillespie.

Hay cientos de fotos de todas las épocas, en blanco y negro o en color, con Davis vestido de jazzman impecable y de hippy, de elegante músico de estudio o de estrambótico astro de los años setenta. Hay portadas de discos, partituras, notas manuscritas o telegramas (muchos reclamando dinero), varias trompetas, un putching-ball que utilizaba para sofocar su amor al boxeo y algunos emocionantes testimonios grabados de quienes le conocieron. René Urtreger, un pianista francés que trabajó con él en París en los tiempos de Ascensor para el cadalso, recuerda en un vídeo: "Una noche, después de acabar el concierto, mientras los camareros terminaban de limpiar el bar, me senté al piano y toqué la Fantasía 66 de Chopin. Davis se acercó silenciosamente y me dijo en voz baja: daría un brazo por componer algo así".

La exposición no se limita a esto. "Estamos en el Museo de la Música, así que tiene que haber música", explica el comisario de la muestra, Vincent Bessières. Así, en unas cámaras espaciales, insonorizadas, cómodas, el visitante escucha piezas maestras de Davis. Una está consagrada al disco de jazz más famoso de todos los tiempos, Kind of blue, esa joya grabada en dos días -hace hoy 50 años- en la que participaron, como en una conjunción astral irrepetible, además de Davis, el pianista Bill Evans y el saxofonista John Coltrane. El aficionado escucha sin parar los ensayos que no salieron bien, las tomas falsas o los principios desechados.

La exposición asiste a la evolución imparable de Davis, su genio mutante, su acercamiento a los instrumentos eléctricos, al rock, al funky, al pop, a todo de lo que se sirvió para rehacer constantemente su música. De la misma manera que aprendió de sus viejos maestros Charlie Parker o Lester Young, supo apropiarse de lo que le ofrecían los discípulos, los músicos jóvenes que tocaban con él y que llegaban de otra época.

 

Antonio Jiménez Barca / El País / Fragmento / 25.10.09

http://www.cite-musique.fr/francais/Default.aspx

PACO IBÁÑEZ CANTA ESPRIU

 

Salvador Espriu, ara fa només dues dècades, semblava que era l’únic poeta nacional. L’únic que podia guanyar el premi Nobel. Avui no el llegeix pràcticament ningú, segons es lamentava ahir el director de Temporada Alta, Salvador Sunyer. Joan Ollé ha fet una selecció de textos i poemes que no traeixin el gust per una llengua que es perd (Espriu era un defensor del català, tot i que temia que acabaria desapareixent) i que alhora sigui perfectament entenedors per al públic actual.

Espriu va ser una persona malalta que només rebia sotragades de la vida. Des de la mort prematura dels germans pel xarampió fins a la desaparició de la seva referència a la universitat, Bartomeu Rosselló-Pòrcel. La Guerra Civil, la mort de la mare, la situació del català a les catacumbes durant el franquisme… Per superar aquests episodis tristos es refugiava en la seva Arenys de Mar de la infància. En aquest sentit, l’impuls de Ricard Salvat a la companyia Adrià Gual el va motivar per treballar i descobrir un món que celebraria la seva poesia. Salvat, mort l’any passat, va fer diverses versions d’un espectacle en què espigolava l’obra d’Espriu. Per això, ahir Ollé dedicava el treball al doctor Salvat, l’activista de diverses Ronda de mort a Sinera.

Ollé recorda d’Arenys la missa i la platja, però també la botiga de roba interior Ariadna. Pel director, l’obra d’Espriu prevaldrà gràcies als seus versos metafísics, «la seva reflexió sobre la condició humana davant la mort». El director arriba al cosmos d’Ollé després d’haver treballat una dramatúrgia sobre fragments d’El quadern gris, de Josep Pla, i d’haver fet per a Temporada Alta una revisió dels versos d’Estellés, Coral romput. En tots tres muntatges, ha comptat amb un equip d’actors estables com ara Montserrat Carulla, Joan Anguera i Ivan Benet. En aquesta peça també s’incorpora Enric Majó, un actor que ha pogut treballar en alguna de les mirades de Salvat sobre la literatura d’Espriu. L’obra vol ser un record dels noms que van treballar pel teatre els anys 70 amb Espriu, Salvat i també Montserrat Roig, o Maria Aurèlia Campmany.

El vers d’Espriu vindrà acompanyat de cançons que s’interpretaran en directe. Són peces conegudes, de versos del poeta musicats per Raimon i altres intèrprets com ara Ramon Muntaner, Joan Manuel Serrat, Toti Soler i Paco Ibáñez. La música aflorarà com a «contrapunt». Per Ollé, la interpretació de la cantant Sílvia Pérez Cruz converteix l’espectacle en un musical. La veu de la cantant. «mig Victòria dels Àngels i mig Camarón, fa posar la pell de gallina», sentencia el director. La selecció de textos, que ha fet amb l’ajudant de direcció, Iban Beltran, no inclou versos de La pell de brau ni la majoria de les peces teatrals. Hi apareix, sí, el final de Primera història d’Esther, que diu Joan Anguera (repetint el text que ja va defensar amb Oriol Broggi al TNC fa només dos anys). Sergi Belbel celebra la proposta valenta i diu que serà tot un èxit si l’obra incita un centenar de persones a llegir Espriu.

 

Jordi Bordes / El Punt / arenys.cat / 3 d’octubre de 2009

http://www.myspace.com/silviaperez

HAPPILY EVER AFTER

 

-¿Qué ha aprendido de la naturaleza humana, tras estos cincuenta años de trabajo?

-Que nunca sé todo. Nunca. Pienso: ¿cuál es la totalidad de esta persona? Quizás veo un 40% de ella y entiendo quizás un 50%. Pero hay toda una parte de la vida de una persona, incluyendo a mi esposa, que podría ser sorprendente para mí conocer. Todos tenemos grandes partes secretas e inexploradas. Si conocieras la verdad completa de esas personas llamadas simples, te sorprenderías. La naturaleza humana es interminablemente impactante, si conoces la historia completa.

-Y usted, ¿qué ha aprendido sobre el matrimonio después de 50 años juntos?

-Bueno, no es que nos hayamos sentado en este sillón por 50 años… Hemos tenido una vida muy activa. Mi mujer no es de las que se quedan en la cocina haciendo sopa. Ella es una mujer de carrera. Cuando tenía 25 años, trabajaba y ahora, también. Siempre ha tenido una vida profesional muy rica, y yo también… Entonces somos dos personas en la misma casa pero no vinculados claustrofóbicamente. Eso no significa que tengamos seis amantes cada uno. No, eso significa que tenemos nuestras propias opciones, y no es nunca una trampa. El matrimonio no es una trampa. Ésa es una de las razones por las que yo creo que nuestro matrimonio ha funcionado. Quizás a otra gente le gustan las trampas, les gusta estar atados y quieren estar encadenados…

-¿Por qué cree que la gente se divorcia tanto hoy?

-Las razones son muy complejas. ¿Por qué la gente se divorcia? Porque no son felices. ¡Pero la infelicidad no es una razón para divorciarse! -exclama, abriendo mucho los ojos y moviendo las manos-. La infelicidad no es una razón para hacer nada. La vida no siempre es feliz y uno debe ser consciente de eso. Algunas personas no tienen suficiente educación, suficiente madurez, para ver que la infelicidad es parte de la vida. El miedo es parte de la vida, el error es parte de la vida. Y no llegas y arrancas de la falla, la infelicidad… Eso no significa que debas sufrir innecesariamente. Pero significa que a veces el sufrimiento es necesario y es bueno. A veces es una experiencia de aprendizaje.

-¿Qué mata a un matrimonio?

-Lo que mata a un matrimonio, o a una relación en general, es la falta de respeto. Lo que mantiene una relación es, de todas las cosas, el respeto. Y nunca es el sexo lo que mantiene una relación. ¡Es tan inmaduro pensar eso! Porque el sexo no es amor.

-Pero pueden ir juntos, ¿no?

-Sí, pueden ir juntos, por 15 minutos, ¡cuando tienes 23 años! -se ríe-. Claro, puede ser cuando eres joven y apasionado, obsesionado e infatuado, y estúpido. Quizás. Pero luego el realismo toma control. El realismo, como lo opuesto a la fantasía. Eso de que vivieron felices para siempre es pura fantasía. Simplemente no es verdad. Nadie vivió "happily ever after".

 

Paula Escobar entrevista al escritor Gay Talese / La Nación / Argentina / Fragmento

CON LOS OJOS CERRADOS Y CON LOS OJOS ABIERTOS

 

Para encontrarte tuve que enjaular a la bestia,

mudarme a una ciudad del norte,

cortarme una oreja, aplastar cucarachas

y verter sal sobre la nieve de la escalera.

 

Visité Nueva York y miré abajo

desde el Empire State y no estabas.

Visité a una gitana de cien años

que dijo: teme a la muerte por agua.

 

No eras la que encontraron flotando

en el Ozama ni la que amenazó con matarme

empuñando una tijera. No eras Marina

Tsvietáieva colgando de una cuerda.

 

Te esperé en un apartamento donde las ardillas

entraban y secuestraban mi poesía.

La nieve caía tras las ventanas.

La luna en el firmamento tosía.

 

¿Dónde está?, le preguntaba a las meseras

que pasaban sin hacerme caso. ¿Dónde estás?,

preguntaba cortándome las manos

y dejándolas caer desde un puente en Chicago.

 

¿Dónde está?, preguntaba como aquel

hombre en el veinteavo piso de un edificio

que se quema, como Baudelaire sentado

en un banco de París al amanecer.

 

No estabas en la playa mientras

las olas le susurraban tu nombre a la arena.

(El sol brillaba y una gaviota parecía

haber pescado un zapato de Hart Crane)

 

Pregunté por ti con un cigarrillo entre los labios,

barajando el dominó y temblando,

como un árbol depresivo que ha dejado

caer todas sus hojas y le da frío.

 

Te busqué en museos y en bibliotecas

en las cuales me dormía y melancólico traducía:

sueño con ella amada o muerta

porque la ciudad es demasiado pequeña.

 

Te busqué en un sueño, en un bolero,

entre los extras de una película

de bajo presupuesto, te busqué

con los ojos cerrados y con los ojos abiertos.

 

Te busqué, mi amor,

de esa manera en que Aristófanes

comenta que se buscan las dos mitades

en uno de los diálogos de Platón.

 

Frank Báez / Santo Domingo / República Dominicana

http://frankinvita.blogspot.com/

CUANDO HUBO PASADO AQUELLO, PASÓ ESTO.

 

Es medianoche y suena de fondo Bela Lugosi’s Dead y ni siquiera la música me impide pensar en esa realidad "bárbara, brutal, muda, sin significado, de las cosas" de la que hablaba Ortega. Miro por la ventana y veo la vida inerte y me parece que ese tipo de realidad bárbara y muda es especialmente percibida hoy por quienes piensan que en el mundo ya no existe la simplicidad inherente al orden narrativo, ese simple orden que consiste en poder decir a veces: "Cuando hubo pasado aquello, pasó esto, y luego pasó lo otro, etcétera".

En el fondo todo está entrelazado y no tiene por qué haber una división radical, tan sólo una lábil frontera

Nos tranquiliza la simple secuencia, la ilusoria sucesión de hechos. Sin embargo, hay una gran divergencia entre una confortable narración y la realidad brutal del mundo. "Todo se ha vuelto ahora no narrativo", decía Musil, frecuentador de un universo multidimensional, fragmentario, de un mundo sin posibilidades reales de acceder a un orden como el que acaso pudo alguna vez existir y que Rilke creyó entrever en Apuntes de Malte Laurids Brigge: "Que se narrara, lo que se dice narrar, esto debió hacerse en otros días. Yo nunca he oído narrar a nadie".

Soy consciente de que a lo sumo -hijo de mi tiempo- no he alcanzado a oír más que simples balbuceos pretendidamente cabales, y quizás por eso siempre me pareció sumamente cínico o irónico oír hablar, por ejemplo, de "nueva narrativa" o de pendejadas por el estilo. Sin embargo, estoy tan convencido del divorcio entre la confortable narración de algo y esa realidad no narrativa del mundo actual como del progresivo resurgimiento de la narración en la escena central de la cultura. Es decir, que del mismo modo que creo que la no narratividad (al menos desde el punto de vista convencional) de Finnegans Wake de Joyce es puro arte, también considero sumamente artístico, por ejemplo, un libro con tanto ingenio narrativo como Monsieur Hire de Simenon.

¿Me contradigo? ¿Acaso Joyce y Simenon son tan compatibles? Que Finnegans Wake es puro arte me parece una evidencia. He vivido en variadas ocasiones, en mis obstinadas relecturas parciales de este libro, la sensación inenarrable (y nunca mejor dicho) de percibir que estaba ante el tipo de escritura que mejor se relaciona con la verdad de la vida incomprensible. Y aquí ahora sólo recordaré que Beckett decía que los escritores realistas engendran obras discursivas porque se centran en hablar sobre las cosas, sobre un asunto, mientras que el arte auténtico no hace eso: el arte auténtico es la cosa y no algo sobre las cosas: "Finnegans Wake no es arte sobre algo, es el arte en sí".

¿Y Monsieur Hire? Quizás se aleje ligeramente del "arte en sí" y sea una obra discursiva, sí, pero en ella todo es narrado con una enigmática sencillez fácil (valga la redundancia), precisamente con la simplicidad inherente al orden que echamos tan en falta en la realidad de hoy, tan poco solidaria con aquellas antiguas estructuras narrativas que Rilke sospechó que alguna vez existieron.

Siempre me he forzado a la contradicción para evitar conformarme con mi propio gusto. Y por eso no puedo más que admirar a John Banville que siempre ha defendido el estilo por encima de la trama, pero permite que a Benjamin Black, el seudónimo con el que se desdobla, le preocupen cosas como argumento, personajes, diálogo. A veces Banville se refiere a Black, que es admirador de Simenon, como mi "gemelo idiota", pero cuando le preguntan cómo cree que Black califica a Banville, responde: "Sé que le llama el pretencioso".

En cierto sentido, los libros esencialmente narrativos puede que sean los gemelos idiotas de los pretenciosos libros que tratan de acercarse al arte verdadero. Pero está en el fondo todo entrelazado y no tiene por qué haber una división radical, tan sólo una lábil frontera. Por esa frontera se pasean precisamente dos de los muchos "dos mundos" que aparecen en Mis dos mundos, la novela de Sergio Chejfec que despertó poderosamente mi atención hace unos meses y que acabo de releer.

Alguien ha insinuado con malicia que algún día lo que quede de Banville sean tan sólo las novelas que publicó con el seudónimo de Black. A nadie, en cambio, se le ha ocurrido sugerir lo contrario, lo que demuestra que todo el mundo sospecha que la vía Finnegans -por llamarla de algún modo- tiene menos posibilidades de subsistir en el tiempo que la vía Hire. Y, sin embargo, eso no evita que para algunos la ruta Finnegans sea la más noble y la más afín al lenguaje caótico de la realidad y a ese vago flotar de nuestras vidas del que hablaba Kafka; es decir, la más afín a la realidad bárbara y muda, sin significado, de las cosas.

Chejfec está más cerca de la ruta Finnegans, pero aborda la historia de su novela mediante un hilo Hire, es decir, que se atiene a las convenciones de lo narrativo, aunque al mismo tiempo pone en marcha desde dentro -como dinamita pura- un mecanismo narrativo que, por su lectura implacable de la realidad, nos acerca a la verdad muda del vago flotar kafkiano. Leemos la trama al mismo tiempo que ésta se va creando. Los mismos pensamientos parecen surgir condicionados por la prisión de sentido que crean las propias palabras, tal como ha explicado el propio Chejfec al decir que en su libro las frases están empujadas hacia la expansión, porque existe un mensaje, pero está constreñido por la fórmula, por la ecuación de la propia frase.

Recuerdo que hoy, hacia el final de mi relectura, hacia el final de mi nuevo paseo meditativo por los mundos variables del parque brasileño en el que se esconde una decepción -éste sería un resumen aceptable del argumento del libro de Chejfec-, he visto reaparecer de golpe la disociación entre una confortable narración y la realidad bárbara, y la he vuelto a ver justo cuando el narrador dice que, al contrario del pasado, está seguro ahora de que si se pusiera a escribir en el Café do Lago nada temblaría ni cambiaría a su alrededor y que a lo mejor esa sería la prueba de que "la realidad ya no es solidaria con su actividad". Ahí están los dos mundos de Chejfec, que no son sólo -como tanto se ha dicho- el mundo interior y el exterior, sino también el mundo de esa realidad muda e inenarrable que hoy en día tan disociada está ya de la actividad de la escritura. Y también el mundo del momento, asociado al del pasado: un mundo narrativo que parece comentar el tono lento de la luz en las sombras de ese parque o laberinto brasileño, ese tono apagado que parece pertenecer a un misterio en realidad inútil, inenarrable; un misterio tan grande como la propia novela, que avanza como subrayando estas palabras de Edmond Jabès: "Mirad, no tengo rostro, lo que exhibo es la cara del instante".

Chejfec se decanta más por el lado Finnegans que por el Hire, aunque adopta la actitud de hábil cómplice de las dos tendencias. Ha tenido que divertirse mucho simulando narratividad para emitir un discurso que, a diferencia de otros autores con los que se le relaciona (Sebald, Saer, Aira, Handke), no pretende transmitir nada que no sea una temeraria trama que, al igual que nuestras vidas, se construye instante a instante, siempre perseguida por el pasado. Es desde luego admirable su coraje de escritor, ya que, al situarse con Mis dos mundos tan cerca del arte en sí y tan cerca de la verdad descarnada de la vida sin sentido, se arriesga una vez más a no disfrutar de la inmediata aceptación de la que gozan el resto de sus colegas más contemporizadores. Mis dos mundos es Finnegans con el rostro de Hire, lo que abre un espacio muy interesante para la novela del futuro. –

 

Enrique Vila-Matas / El País / 10.10.09

Mis dos mundos. Sergio Chejfec. Candaya, Canet de Mar, 2008. 128 páginas. 14 euros.

UNA SENSIBILIDAD ORGÁNICA

 

En una semana de la moda lastrada por la mediocridad, el revolcón en el heno que Karl Lagerfeld le pegó ayer a Chanel supo a gloria. Inspirado por las juergas que María Antonieta se pegaba en su pabellón rural de Versalles, construyó un decorado campestre, con guirnaldas de flores y farolillos. De una gigantesca montaña de heno emergían las modelos para pasear sus zuecos por una plataforma cubierta de hierba y tierra. No contento con semejante derroche de medios, a medio desfile el suelo se abrió y Lily Allen emergió cantando.

Tanto aparataje podría haber eclipsado a la ropa, pero el astuto Lagerfeld supo lidiar con el tópico del sexo campestre con agilidad. Así consiguió que su enésima operación de reciclaje del traje de tweed volviera a parecer fresca. Las modelos llevaban los muslos tatuados con picardía y la versión en minifalda de las crinolinas de la corte de Luis XVI esquivaba los peligros del pastiche. Usó la fórmula que domina la temporada -colores tostados, transparencias y encajes-, pero acertó a hacer algo pertinente con ella. Si vamos a jugar al coqueteo y a la referencia procaz, por lo menos pasemos un buen rato. Ése parecía ser el mensaje de los pícaros conjuntos en trémulas variaciones de tonos carne. Por si quedaban dudas de las intenciones erótico-festivas, el diseñador cerró el desfile con un trío. Su nuevo modelo favorito, Baptiste Giacobini, apareció ataviado de príncipe del merengue y flanqueado por dos chicas: la exuberante Lara Stone, con un cremoso vestido blanco, y la andrógina Freja Beha, con chaqueta y pantalones arremangados.

París ha tomado un rumbo extrañamente silvestre. También Hannah MacGibbon viajó al campo con su tercera colección para Chloé. Fue un ejercicio mucho más contenido y romántico que el de Lagerfeld y se tradujo en ondeantes faldas largas con sandalias planas, capas-manta y tejidos de aspecto artesanal en tonos minerales, caqui y variaciones de blanco. El programa apelaba a "una sensibilidad orgánica" que resultó tan intrascendente e inocua como un vaso de agua. Compartía ambición naturalista con Stefano Pilati en Yves Saint Laurent. El lunes por la noche, sus notas mencionaban "un chic natural y honesto, un paradigma del nuevo minimalismo". Pilati, que hace seis meses impactó con una colección modesta y racional, partió del algodón blanco en su acepción más pura y poco refinada (sin rematar y con bordes deshilachados) y derivó en una oda a lo orgánico a la que le costaba encontrar el tono. Los vestidos abullonados resultaban toscos y la revisión de las blusas de campesina que Saint Laurent creara en los setenta, pueriles. Aunque para ingenuidad la de las fresas estampadas y bordadas. En algún momento hay que poner vallas a este paseo por el campo.

 

Eugenia de la Torriente / El País / 07.10.09

 

UN MISMO ESPEJO ES TODOS LOS ESPEJOS

 

Los amigos

 

En el tabaco, en el café, en el vino,

Al borde de la noche se levantan

Como esas voces que a lo lejos cantan

Sin que se sepa qué, por el camino.

 

Livianamente hermanos del destino,

Dióscuros, sombras pálidas, me espantan

Las moscas de los hábitos, me aguantan

Que siga a flote en tanto remolino.

 

Los muertos hablan más, pero al oído,

Y los vivos son mano tibia y techo,

Suma de lo ganado y lo perdido.

 

Así un día, en la barca de la sombra,

De tanta ausencia abrigará mi pecho

Esta antigua ternura que los nombra.

 

El encubridor

 

Ese que sale de su país porque tiene miedo,

No sabe de qué, miedo del queso con ratón,

De la cuerda entre los locos, de la espuma en la sopa.

Entonces quiere cambiarse como una figurita,

El pelo que antes se alambraba con gomina y espejo

Lo suelta en jopo, se abre la camisa, muda

De costumbres, de vinos y de idioma.

Se da cuenta, infeliz, que va tirando mejor, y duerme

A pata ancha. Hasta de estilo cambia, y tiene amigos

Que no saben su historia provinciana, ridícula y casera.

 

A ratos se pregunta cómo pudo esperar todo ese tiempo

Para salirse del río sin orillas, de los cuellos garrote,

De los domingos, lunes, martes, miércoles y jueves.

A fojas uno, sí, pero cuidado:

Un mismo espejo es todos los espejos,

Y el pasaporte dice que naciste y que eres

Y cutis color blanco, nariz de dorso recto,

Buenos Aires, septiembre.

 

Aparte que no olvida, porque es arte de pocos,

Lo que quiso, esa sopa de estrellas y de letras

Que infatigable comerá

En numerosas mesas de variados hoteles,

La misma sopa, pobre tipo,

Hasta que el pescadito intercostal se plante y diga basta.

 

Dos poemas de Julio Cortázar, de la edición definitiva de Alfaguara, Salvo el crepúsculo.

I’TS ABOUT TIME

 

Es el denominador común de ferias bienales y semanas de la moda en los últimos tiempos. Y Experimenta Design 09 -que se celebra en Lisboa hasta el próximo 9 de noviembre- no podía ser menos: ahí también se escucha a cada paso el tópico de que los momentos de crisis (la mayoría prefiere sustituir esta palabra maldita por "cambio") son buenos para la creatividad, una observación que hace ya mucho empezó a sonar a autoconsuelo. Hoy, que es el Día Europeo del Diseño, probablemente la muletilla se repita hasta la saciedad. Pero, a pesar del insistente murmullo de la recesión, la gran cuestión de la feria no es el dinero, sino el tiempo.

La bienal se titula I’ts about time (algo así como Ya era hora o, literalmente, Es acerca del tiempo) y, paradójicamente, lo que urge en el mundo del diseño es pararse a reconsiderar. "Hay que hacer menos y mejor", dice el diseñador Hans Maier-Aichen, comisario de Lapse in time, una de las cuatro exposiciones de la bienal, centrada en los nuevos métodos que utilizan los jóvenes diseñadores para enfrentarse a la producción.

Experimenta 09 celebra su décimo aniversario en Lisboa, a donde vuelve después de que Amsterdam tomara el relevo fugazmente la pasada edición. La bienal se traduce en una amalgama de exposiciones, conferencias y mesas redondas, que serpentean por los lugares más sorprendentes y bellos de la ciudad. Desde el palacio Braancamp -una joya de principios del XIX oculta detrás de un patio ajardinado en medio del Barrio alto- hasta el moderno Teatro Camões, construido a orillas del Tajo para la Expo del 98.

Uno de esos lugares hermosos es el Museo da Electricidade donde diseñadores independientes y estudios procedentes de lugares tan dispares, como Bombay o Valencia, mostraron sus propuestas al comienzo de la feria. Como en una versión pedagógica de las citas express (parejas improvisadas que disponen de unos minutos para conocerse) cada participante disponía de seis minutos para exponer sus ideas al auditorio. Entre las enormes turbinas se escuchó repetidamente la otra gran cuestión de la bienal: la responsabilidad social de los diseñadores. "Vivimos un momento en el que diseño y arquitectura deben aplicarse a problemas que no les conciernen directamente como el desarrollo y la creación de riqueza", comenta el arquitecto chileno Alejandro Aravena, que recordó el enorme número de personas que viven en perpetua crisis. "Para el primer mundo la situación económica significa que las prioridades deben estar muy claras, sólo lo esencial sale adelante", añade. Y una vez más, entre líneas, creatividad y crisis parecen ir de la mano.

 

Nerea Pérez de las Heras / El País / Fragmento / 01.10.09