estamos apoyados en una roulotte bebemos sangría
charlamos mientras quemamos la noche
junto al mar
el viento fresco nos sorprende con las manos nerviosas
alrededor de los vasos empañados la ternura de una mirada
no vale para burlar la embriaguez de los amores imperfectos
sé que aún posees alguna juventud en esa sonrisa
yo ya sólo emborracho los labios viciados de las palabras
poco tengo que decirte
te toco en el hombro hago promesas y tú ries
mientras descubrimos en el silencio cómplice del vino
que los dedos se enredarán los unos en los otros y sobre la piel
tiembla una tela de luminosa sal donde cae la noche
sobreviviremos al desgaste del amor
bebemos más
para que haya sólo deseos y no amor entre nosotros y
el muchacho que acostumbra a clavar un cuchillo rubio
en el hombro del mar
La vie est une gare, je vas bientôt partir,
Je ne dirai pas où.
me callé
sabiendo que me llevarías a casa por el camino de la playa
tambaleantes
y mientras yo no pueda abrir de nuevo los ojos
no has de partir estoy seguro
con tu jaula llena de lunas mansas
apaciguadas
El domador de lunas
Al Berto, Portugal (1948-1997)
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