ESA NAVIDAD TAN BEASINA,
Y TAMBIÉN BASTANTE UNIVERSAL. #
; lo que sea que sea la navidad
se parece bastante a un día cualquiera de invierno
es decir a la sencilla y absoluta necesidad
de un poquito de cariño, bienestar y sentimiento,
sin más afán que el de la buena humanidad,
o de la sincera amistad entre nuestros semejantes,
aunque creamos que nos parecemos muy poco los unos a los otros,
en nuestro aderezo formal o en nuestro temperamento,
que nunca es del todo sustancial,
sino más bien el rastro particular de nuestras exquisitas heridas
y de nuestras dulces felicidades,
tan efímeras y al mismo tiempo tan eternas, o platónicas,
como todo lo que creemos conocer o reconocer,
por ejemplo el universo o la naturaleza o el amor,
aunque siempre sin ninguna certeza ni argumento ni verificación,
solo como ese permanente y misterioso aliento de esperanza,
o de deliciosa confianza y atención,
que nos mantiene un poco más vivos y un poco más despiertos,
algunos días,
aunque no sea necesariamente el día de la navidad,
ni tampoco la madrugá del nacimiento del niño Jesús,
o quizás sí, no lo sé,
no consigo recordarlo con demasiada precisión,
y sin embargo me gusta muchísimo recordar y evocar,
en bastantes ocasiones,
esos días y esas noches raras, sin ninguna parafernalia ni intención,
en las que he sentido profundamente
la existencia plausible de alguna forma de espíritu común y feliz,
entre todos nosotros, y en nuestras almas y en nuestros cuerpos,
como si sin querer fundáramos una minúscula religión
o tal vez una sencilla costumbre,
por ejemplo la de sentirse un poquito amado y acogido,
o simplemente reconocido,
a través de una mirada o unos gestos o unos besos,
y esas navidades improvisadas y tan ligeras, sin pavo asado ni turrón,
seguramente son las que más me placen y más me describen,
ya que las reconozco como una huella permanente o como un desliz,
o como una caricia,
o como una cortesía,
o como una bella canción. #
Carles Joan Pi
Can Mal / 08750 Molins de Rei / BCN / Navidad de 2018
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