LO QUE FUIMOS

 

Algunos debates de hace 40 años entre los entonces clandestinos partidos catalanes pueden seguir provocando controversias, pese a todo lo que ha llovido. Es lo que ocurrió ayer en una conferencia conmemorativa del 40 aniversario de la creación del Partit Socialista d’Alliberament Nacional (PSAN). Uno de sus fundadores, Joan Armet, sostuvo que la actual alianza tripartita de la izquierda catalana "representa hoy la unión de la lucha nacional y la reivindicación social que preconizaba el PSAN". Esta afirmación animó de golpe lo que hasta aquel momento había sido una más bien aburrida e insulsa explicación sobre los antecedentes y la aparición de un partido que en 1969 aspiraba nada más y nada menos que a disputar a PSUC la vanguardia de la lucha obrera y nacional contra la dictadura franquista.

"Te aseguro que si hubiera sabido que la creación del PSAN iba a terminar en el tripartito, no me habría movido de mi casa", le replicó otro de los fundadores, Josep Ferrer, a quien se reconoce haber sido el principal ideólogo en los inicios del PSAN. Eso sucedió ante una audiencia de unas 60 personas, en la sala de actos de Òmnium Cultural en Barcelona, pero cuando era ya hora de dar por terminado el acto.

Fue una lástima, porque en las distintas intervenciones se había atribuido al PSAN el haber sido la fuerza que en la década de 1960 actualizó conceptualmente el independentismo, al pasar de la negativa idea del separatismo a la positiva de independencia nacional. "Éramos la mosca cojonera que estaba siempre ahí presionando con la reivindicación de la autodeterminación y la idea de países catalanes", recordó Ferrer. Además de Ferrer y Armet intervino otro de los fundadores, Carles Castellanos, que con una pesimista y negativa visión del devenir político de los últimos 40 años en Cataluña y España dio una cumplida demostración de las razones por las que el PSAN perdió todas sus batallas por la hegemonía en la izquierda, sufrió una escisión tras otra hasta ser, como ahora es, algo más digno de estudio histórico que de atención política. Al PSAN se le reconoció haber sido semillero de políticos, como demuestra que a él pertenecieran dos miembros del actual Gobierno, el vicepresidente, Josep Lluís Carod, y el consejero Josep Huguet.

 

Enric Company / El País / 13.03.09

 

Hasta el día de hoy desconocía que òmnium cultural organizara sesiones de espiritismo abiertas al público y a la prensa, aunque ahora deduzco que era muy fácil sospecharlo, si hubiera prestado más atención a los detalles, es decir a los síntomas, y a las ganas más que evidentes de la institución para asumir el rol de vanguardia intelectual y de avanzadilla de la conciencia nacional y de martillo de herejes; y en cambio la conmemoración celebrada ayer me devuelve a la verdad, a la verdad sin matices ni claroscuros ni confusiones, y de paso también me devuelve a lo que fuimos y a los que fuimos, es decir adolescentes de la política en los años sin política, y que por mucho mirar atrás que se quiera y que por mucha devoción que se sienta hacia el pasado [tal como practica cierta derecha y tal como practica cierta izquierda] lo que fueron los grupúsculos del psan en aquellos tiempos no era más que un mirarse a un espejo deformado y deformante, aunque es la verdad que cuarenta años después todavía me sonrío al recordar aquella combinación tan extravagante y tan universitaria y tan dadaísta entre marxismo de manual y ejército de liberación nacional y folclor de agrupación excursionista, una mezcla francamente explosiva [aunque no llegó a mucho], y que también he contemplado algunos documentales con pretensiones que pretenden ilustrar una épica que nunca existió, y tampoco me sorprende nada que carles castellanos sufra esa visión tan pesimista y tan negativa de los últimos cuarenta años, en fin, las cosas no son lo que parecen ni tampoco son lo que esperamos que sean [afortunadamente] ya que no puedo ni llegarme a imaginar lo que sería de este país si hubiera prosperado la imagen de país y el sueño de país y la postal de país que aquellos adolescentes que fuimos creíamos que debía prosperar; no quiero ni pensarlo y prefiero mil veces que sesenta personas en la sala de actos de ómnium una tarde cualquiera [como ayer por la tarde] se reúnan para verse las caras o para saludarse o para suspirar o para confesar que si lo llego a saber no me muevo de casa o para tomarse un vermú, mucho mejor.

 

Carles J. Pi / Lounge Baobab Club / 13 de marzo de 2009,  cómo pasa el tiempo.