MÁSTILES CAÍDOS, PARABÓLICAS DESORIENTADAS

 

No es difícil conocer a alguien que haya sufrido desperfectos en casa por culpa del temporal. Como tampoco lo ha sido contactar con empresas y profesionales a quienes el vendaval les ha supuesto "una buena inyección de trabajo adicional" que les ha minimizado los efectos de la crisis, "aunque solo sea por unos pocos días". El ritmo de negocio al que se llegó hace dos años ha quedado únicamente para los libros de cuentas. Pero comarcas como el Baix Llobregat –la más afectada por el viento– están inmersas esta semana en un trajín laboral desconocido durante los últimos meses y que ha beneficiado a un sinfín de gremios. Albañiles, electricistas, persianistas, cristaleros, instaladores de toldos, jardineros, antenistas, peritos de las aseguradoras, talleres de coches… Todos han tenido que hacer frente a un alud de llamadas que nadie podía prever hace 10 días. Los operarios de la empresa de seguridad y telecomunicaciones Iluctron –con las oficinas centrales ubicadas en Sant Boi de Llobregat y el almacén en Santa Coloma de Cervelló– llegaron el lunes al trabajo y se encontraron con el contestador automático a punto de estallar. "En un día normal atendemos dos o tres llamadas de clientes que necesitan que les reparemos la antena de televisión. El lunes pasado recibimos 60 peticiones. El martes, cerca de 30. Y el miércoles aún telefonearon unas 20 personas, porque hay gente que se ha demorado unos días a la espera de constatar si se lo cubriría el seguro", explica Gema Aragón, una de las empleadas. "Mástiles caídos, parabólicas desorientadas. Lo primero que se ha arreglado han sido las urgencias. Sobre todo en las comunidades de vecinos, para rebajar el número de afectados lo antes posible", añade.

 

Rafa Julve / El Periódico / 30.01.09

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